La bocina de mi coche se ha estropeado, y en más de una ocasión he sentido la horrible impotencia de no poder pitar. Hasta ahora no me había dado cuenta de lo importante que es el claxon en el coche, porque despreciando las ráfagas de luces largas (a las que muy poca gente echa cuenta), es la única forma de comunicarse con el resto de conductores. Sin este instrumento no se puede decir al coche que va por el carril contiguo que se está comiento tu carril y no te deja espacio, avisar al otro que sale de su aparcamiento marcha atrás justo cuando vamos a pasar nosotros o a aquél que tarda tanto en salir de un semáforo que hay riesgo de que vuelva a ponerse en rojo; y cómo no, el uso de la bocina que más echo de menos es el de castigo, jeje. ¡Qué a gusto se queda uno cuando pita a la gente que hace lo que no debe en la carretera! Me refiero a los listillos que hacen lo que no deben con mala intención, pues soy mucho más paciente con los que no saben (a no ser que me pillen demasiados seguidos, jeje :p ).
martes, 22 de abril de 2008
Un coche mudo
Bueno, esta experiencia me ha recordado que sólo apreciamos las cosas que tenemos cuando las perdemos.
Etiquetas:
Filosofía "Experiencial"
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