Hoy ésta era una entrada obligada, jeje. Ver partidos de fútbol me aburre soberanamente; aunque ayer quedé para ver el partido España-Rusia con más gente y fue bastante más entretenido. Fue curioso ver cómo todo el mundo se contagiaba de una sorprendente euforia patriótica tras cada gol. Gente vestida de rojo y amarillo por todas partes, personas que gritaban desde los coches "¡PODEMOS!" y obtenían la misma respuesta de los viandantes, otros que vestían la bandera de España a modo de capa o que la agitaban con orgullo y alegría... Yo llevaba en la frente una cinta con la bandera de españa y nadie me gritó "facha". ¿Qué pasó ayer? ¿Y qué pasa con toda esa emoción el resto de los días? ¿Dónde se esconde?
Ayer todo era distinto. ¡Personas que no se conocían de nada se saludaban por la calle! Había una atmósfera de buen rollito que resultaba agradable. Todo el mundo "jugaba en el mismo equipo". Si esto se hiciera también para cosas que son realmente importantes, sería verdaderamente fácil darles solución. Marx dijo que la religión es el opio del pueblo, pero hoy yo digo que el fútbol es el opio del pueblo. Ayer el país no tenía ningún problema. Todo eso del buen rollito y la unidad está muy bien, aunque el fútbol es utilizado para entretener a la gente y que no piense en asuntos más importantes que podrían solucionarse fácilmente desatando estos sentimientos de unidad y de ir a por todas que libera generosamente el fútbol.
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