
Ayer todo era distinto. ¡Personas que no se conocían de nada se saludaban por la calle! Había una atmósfera de buen rollito que resultaba agradable. Todo el mundo "jugaba en el mismo equipo". Si esto se hiciera también para cosas que son realmente importantes, sería verdaderamente fácil darles solución. Marx dijo que la religión es el opio del pueblo, pero hoy yo digo que el fútbol es el opio del pueblo. Ayer el país no tenía ningún problema. Todo eso del buen rollito y la unidad está muy bien, aunque el fútbol es utilizado para entretener a la gente y que no piense en asuntos más importantes que podrían solucionarse fácilmente desatando estos sentimientos de unidad y de ir a por todas que libera generosamente el fútbol.
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