Tengo mucho cariño a mi Sevilla natal: las calles del centro, el olor a azahar en primavera, el agradable clima de la ciudad... Pero hoy me declaro oficialmente fan de Madrid. Me encantan sus calles, plazas y jardines (esta primavera había por todas partes unos preciosos tulipanes de colores exquisitamente combinados), esos edificios de fachada historiada y cuidadosamente conservada que hay en la parte del centro... Otra de las cosas que más me gustan de esta ciudad es que cada barrio tiene una identidad propia, como si cada uno de ellos fuese un pueblecito distinto. Así, puedes encontrar barrios con tiendas exclusivas, como el de Salamanca; coger el metro y aparecer en Atocha, donde puedes encontrar las pequeñas tiendas de barrio de toda la vida y unas calles que en ocasiones me recuerdan a la zona de Los Remedios de Sevilla (eso sí, las fachadas de los edificios y la gran anchura de las calles son los propios de Madrid). Y poder cruzar Madrid de una punta a otra en pocos minutos gracias al metro es maravilloso.
Una de las grandes ventajas de Madrid es que es una ciudad viva, en constante movimiento, y todos los días tiene algo nuevo que ofrecer: teatros, conciertos, exposiciones, eventos... De todas las veces que he pisado Madrid, nunca me he aburrido. Además, aquí puedes encontrar de todo: si quieres algo, lo tienes en Madrid. Hay un montón de pequeñas tiendas antiguas, de esas que tienen los mostradores originales y que logran transportarte atrás en el tiempo cuando entras en ellas.
Madrid tiene algo que apasiona y que te enamora lentamente casi sin que te des cuenta: cada vez que vengo (escribo esta entrada desde la capital española) tengo ganas de quedarme para siempre; y cuando he de partir de aquí, me consuelo pensando que algún día tengo que volver.
Pero a todo lo que he expuesto hasta ahora, tengo que añadir la principal razón por la que me encanta esta ciudad: su gente. Madrid es la suma de todos. Esta frase es más que el lema de la ciudad, es una realidad que se vive día a día aquí, una completa filosofía de vida de sus habitantes. Un folleto turístico reza: "si estás en Madrid, eres de Madrid". Tengo que decir que yo, que me siento extranjera en mi propia tierra (y por tanto, también en cualquier otro sitio al que vaya), cuando vengo a la capital de España no tengo esa experiencia. Aquí hay gente de todo tipo y de todo el mundo. Además, los madrileños son muy cariñosos y acogen a todo el mundo, sin importar cómo sea ni de dónde venga.
Recientemente he descubierto que mi tatarabuela, que se llamaba como yo, era de aquí: será que las raíces tiran...
PD. Si no has estado nunca en Madrid, te animo a que visites la ciudad, porque no te dejará indiferente. Dejo aquí un enlace al portal de información turística de Madrid:
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